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Avanza el Temperley 2023

» Por Marcelo González

 

Entusiasma el equipo del “Chaucha” Bianco, porque no decirlo…

 

Lo sienten los hinchas, así lo cantaron a la salida del importante triunfo como local frente a Chicago, y también nosotros, obviamente.

 

Las estadísticas indican que el Celeste, luego de jugados cinco partidos, y antes de quedar libre, está invicto, ganó sus dos partidos como local (se acuerdan de lo importante que es hacernos fuertes en casa, ¿verdad?), y consiguió importantes empates en sus visitas a Defensores de Belgrano, AllBoys y frente al “Santo” tucumano.

 

Precisamente, lo hecho frente a San Martín de Tucumán en “la Ciudadela” contagia y mucho; Temperley llegó disminuido a ese importante compromiso, sin Arregui, sin Agustín Sosa y sin Luis López; dio muestras de carácter, frente a adversidades varias y un arbitraje cuanto menos bastante pobre, buscando siempre el arco de enfrente, con un Reinhart intratable (si hacía el gol en el primer tiempo, era para ponerlo en un “cuadrito”…) y con “Fidel” convirtiéndose, junto con el “Toto”, en una de las figuras del partido.

 

El equipo está, podrá decir el Chaucha, sin dudas; y hay recambio.

 

Habrá que ajustar seguramente algunos funcionamientos defensivos, con un Nico De Martini consolidado en la última línea y un Angelini que ilusiona en sus incursiones ofensivas; Alan Pérez aportando su fortaleza y carácter y un “Cemento” Sosa que se adueñó de la camiseta número cuatro y que tuvo que sacrificarse en el encuentro frente a Chicago cuando se escapaba un delantero con la mira puesta en el arco de la Biondi.

 

El medio vaya si tiene variantes: manda Arregui en ese sector y tiene compañía, Altamirano como un buen complemento, Reinhart aportando su fútbol, el regreso de Matías Sánchez, con su presencia y experiencia, el Chuky y Coacci (partidazo frente a Chicago) trabajando las bandas, y esperando, también, que aparezca la “magia” de Nieto, más allá de su buen pie y sus excelentes centros al área.

 

Y en ofensiva, estamos. Luis, se sabe, está en su lugar en el mundo, y se nota, en goles y actitud, Cucchi, soldado del “Chaucha”, labura y mucho (solo hay que recordar, por ejemplo, los encuentros frente a All Boys y frente a Chicago, con el equipo con diez hombres).

 

Y hay más: esperan y aparecen por allí Agustín Paz, Martínez, Navarro, “Boja”, Nouet, el pibe Ayunta y Facundo Krueger (llevando su pesadilla a media afición del Jardín de la República), entre otros.

 

Plantel largo, y con posibilidades para el cuerpo técnico, como para variar dibujos tácticos y nombres, tal como se vayan presentando las fechas y los partidos.

 

Vaya si da como para ilusionarse.

 

Gana uno sólo, se sabe, pero, luego de algunas pálidas temporadas, este equipo nos garantiza protagonismo y actitud; lo cual es más que importante.

 

Ah …, y la gente, que, como siempre, dice presente.

 

 

Exceso de ruido y desmesura

La verdad que lo único real, tangible y concreto de este sábado es que Temperley volvió a perder. Un 3 a 1 inapelable ante San Telmo en la pintoresca y mítica Isla Maciel. Resultado que hace virar los objetivos de este 2022. De clasificar al Reducido y entrar a la Copa Argentina a entreverarse con los equipos del fondo de la tabla y comenzar, en voz alta, a hablar del descenso. Tema inesperado hace muy pocas semanas. Cambio de aire en el clima cotidiano.

Y se amplifican los rumores, semana a semana, y pasan a ser un ruido constante. Las voces se escuchan: que había que traer un técnico con experiencia, que deben poner la cara y el fútbol los experimentados, que hay que rescindir varios contratos (sin aclarar cuáles) y poner a los pibes, que hay una cama de los referentes a los técnicos, que los manejadores del vestuario son los responsables, que van a quemar a Quiño y Tonga, que la comisión debe renunciar, que Tiki Tiki y Ruiz fueron los grandes responsables, que mucha obra y poco equipo, que se mantuvo la base y fue un error, que renunciaron los DT y bla bla bla. Muchos etcéteras como para seguir reproduciendo, casi todas buscando un culpable.

Las redes destilan una mezcla de crónica de una muerte anunciada (y eso que te lo dije) con las más elaboradas y poco fundamentadas teorías conspirativas que no hacen más que ayudar a enviciar el aire.

En este mismo marco las voces más amenazantes que pronostican un lunes difícil frente a Gimnasia y Esgrima de Mendoza donde las urgencias por salir del fondo de la tabla se incrementan, naturalmente.

Se viene generando desde un tiempo una contaminación en el entorno de Temperley que no puedo evaluar cuanto se pueden aislar los que deben trabajar por enderezar el rumbo deportivo y cuanto afecta el trabajo cotidiano.

No creo inventar nada si digo que de este clima que envuelve al fútbol solo se sale aclarando lo que se tenga que resolver puertas adentro de un vestuario (DT y jugadores) y luego llevando tranquilidad a la gente que el plantel persigue los mismos objetivos.

Nadie es ingenuo como para pensar que en un grupo humano no existan las diferencias, pero también se sabe que las mismas se toleran hasta el punto en que las mismas perjudican la convivencia y el trabajo.

Ganar, empatar o perder partidos va a seguir siendo una contingencia de este deporte hermoso que conlleva un alto grado de pasión, pero lo que no se debe permitir es que floten todo tipo de elucubraciones sin que los protagonistas aclaren como están verdaderamente las cosas. Por la salud institucional del club y las ilusiones de gran cantidad de gente que necesita saber que cuando va a la cancha, todos están comprometidos con los objetivos de Temperley.

De partido contra San Telmo, poco que agregar. Que si hubieron 15 minutos de ilusión donde parecía que algo nos podíamos traer de la Isla pero que luego se desvanecieron ante el tercer gol. Un Temperley que no convence, que alterna buenas, con más regulares y malas.

Pero repito que lo fundamental es devolver salud al microclima. Tal vez, un triunfo ponga calma a tanta desmesura.